Peeeeero bueno ¡vaya piso más apañao frente a la Playa de La Costilla, miarma!
Esto no es un piso, esto es un capricho del destino con vistas al mar. Dos dormitorios con su arte, un salón que entra la luz como si vivieras en un anuncio de verano, una cocina pa guisar papas con choco sin despeinarte y un patio interior donde puedes montar tu rincón de relax, o dejar que las plantas se apoderen del espacio y te llenen de frescor.
Y por si fuera poco... un balconcito que, madre mía, desde ahí ves el mar en todo su esplendor, con las olas saludándote a cada rato.
A escasos pasos literal, que puedes ir descalzo de la Playa de La Costilla, con todo lo que hace falta pa ser feliz: el mar, el pescaíto, el paseo marítimo, y tú tirando de neverita como el rey o la reina del verano.
Si lo ves, te enamoras. Y si no, también.
Porque este piso tiene lo que tienen las cosas con duende: un no sé qué, que qué sé yo ¡pero que te engancha!
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